jueves, 6 de abril de 2023

La maestra de doña Elmina Paz de Gallo. Doña Trinidad Castro de del Corro.

La primera biógrafa de la fundadora Elmina Paz, la hermana Tomasa Alberti, se refería a la educación recibida por esta mujer de la elite a mediados del siglo XIX y afirmaba que: “sus padres que se preocuparon siempre por la formación moral e intelectual de sus hijos, pusieron a esta niña privilegiada, una maestra, la Srta Ercilia del Corro, la que conjuntamente con su dignísima madre, doña Trinidad Castro de del Corro dirigíanla, inculcando y vigorizando en esta tierna planta, los más sólidos conocimientos de nuestra santa religión; a lo que ella correspondía con decisión, fortaleciendo su alma con esta savia divina” Esta referencia a la maestra del Corro y la tarea materna en la formación “moral e intelectual” nos remite a la situación de la educación en la provincia de Tucumán amediados del siglo XIX.



En "Del tiempo viejo, el doctor Luis F. Aráoz (1844-1925) recuerda que la escuela de primeras letras "más famosa" de Tucumán en la década de 1850, era la de doña Trinidad Castro de Del Corro. Era mixta, y allí Aráoz conoció "a casi todas las matronas, abuelas hoy, que figuran en nuestra sociedad. Se pagaba cuatro reales por mes por alumno y no había otra penitencia que la de retener al que no sabía lalección hasta que la aprendiese. La directora (esposa de don José Toribio del Corro, que fue diputado y secretario de la Sala de Representantes) enseñaba personalmente, y la secundaban sus hijas Gertrudis, Ercilia y Fidelia. Su hijo, Zenón del Corro, también trabajaba en la escuela.

El plan de estudios consistía en "conocer el abecedario, leer el Catón de la Doctrina y después en manuscritos (se prefería cartas de familia); El establecimiento funcionaba en la calle 25 de Mayo al 200, vereda del naciente, en la casa de la familia Mariño". Hacia el norte y hasta la esquina Córdoba solamenteexistían en esa época sitios baldíos.

Apunta el doctor Aráoz que mucho le debe Tucumán a esta noble y benefactora señora, que falleció por los años 1874-1876, más o menos" (en realidad, su muerte ocurrió repentinamente el 26 de febrero de 1877, a los 80 años). Expresa que "la

Municipalidad, por todo homenaje, concedió gratis el terreno en el Cementerio para su sepultura; pero nosotros creemos que podría recordársela inscribiendo su nombre en algunas escuelas de la ciudad, así como se hace con algunas personalidades que no han prestado servicios a la instrucción pública. Ella, que contribuyó tan modesta como eficazmente a la enseñanza y moralidad de los principales niños de ambos sexos en aquella época de ignorancia, bien merece el recuerdo de su nombre en una de las escuelas


Fuente: Paez de la Torre (h)

No hay comentarios:

Publicar un comentario